¿Qué es el autocuidado?

¿Qué es el autocuidado?

Mucha confusión hay acerca de lo que es el autocuidado. Se tiende a pensar que es ir al gimnasio, hacer yoga, comer sano, hacer meditación, darte un masaje… Que si, por supuesto. Pero también son muchas pequeñas cosas, que pasan desapercibidas y apenas les damos el valor que se merecen. Que son más factibles y nos pueden reportar más bienestar y equilibrio de lo que pensamos.

¿Por qué nos cuesta tanto cuidarnos?

Esta es una pregunta que me hago a menudo, tanto por la experiencia propia como por las  numerosas consultas que recibo.

Y es que, si te paras a pensar, solo eliges cuidarte cuando ya no puedes más, cuando se te acaba la mecha…  Cuando te sientes desbordada, padeces insomnio o experimentas esa incómoda ansiedad. Entonces te dices: “Esto no puede ser” y empiezas a analizar tu vida en las últimas semanas…

  • ¿Cuánto tiempo hace que no tienes un momento para ti?
  • ¿Cómo es tu respiración?
  • ¿Estás mimando tu cuerpo, ese que te sostiene cada día?
  • ¿Cómo interactúas con tus hij@s? y con tu pareja?

Probablemente te asuste la cantidad de tiempo que ha pasado desde que  experimentaste un estado de tranquilidad, tanto física como mental (o sea, que desconectaste) Y es que estás siempre para arriba y para abajo, a todo trapo; que si los niños, que si el trabajo, que si la pareja, el cuidado de nuestros papás que se van haciendo mayores…blablablaaaaaa

Y tú solo querrías… 30 minutitos para ti. Vamos, que darías un riñón para que se parase el mundo y poder gozar un rato a solas.

 

¿Y por qué tensamos tanto la cuerda hasta tener que llegar al punto de la extenuación?

La respuesta es tan sencilla como que nadie nos ha enseñado a ponernos en primer lugar y respetarnos. Quizás tú también sientes la exigencia de ser la mejor madre, la mejor pareja, la mejor trabajadora, la mejor, la mejor, la mejor… y esto, puede hacer estallar a cualquiera.

Cada día observo en mi consulta muchas personas con infinidad de herramientas, recursos e información que se sienten frustradas porque no logran conseguir los objetivos educativos que habían soñado para sus hij@s.

¿Y por qué ocurre esto?

He observado que muchas de estas personas tienen un denominador común; que NO se están cuidando.

Porque cuando nos convertimos en mamás y en papás, naturalmente, nuestras prioridades cambian. Cuidamos, cuidamos mucho si, pero SOLO de los peques. ¿Y a nosotr@s? ¿Quién nos cuida?

¿Verdad que para hacer un examen además de sabernos la lección, debemos tener el cerebro y el cuerpo descansados? Ahora piensa que tus niños son el mayor examen de tu vida.

Si yo me siento cansada, es mucho más probable que mi cerebro reptiliano salga a la primera de cambio. Es decir, que salto y las pago, obviamente, con los que más quiero.

Por ejemplo, analiza estas dos situaciones:

A. Te has levantado con prisas y no has podido ni desayunar. Llevas trabajando mucho no, lo siguiente, toda la semana. Has dormido poco, la comida de hoy no ha sido la del Palace precisamente y al volver a casa te has comido un atasco. ¡Tienes la cabeza a punto de estallar!

B. Te has levantado 20 minutos antes para poder disfrutar de ese cafelito a solas que tanto te gusta. Por las noches, antes de irte a dormir, en vez de mirar el móvil te has puesto tu disco favorito de relaxing jazz y te has quedado dormida como un tronco. Este mediodía, has salido de la ofi con ganas de sushi yyyyyy te has pegado un homenaje. La retención te las comido igual, pero has aprovechado para llamar a esa amiga del alma y ponerte al día.

Ahora piensa: ¿Crees que reaccionarías igual si tu hijo Max decide que no quiere lavarse los dientes antes de irse a dormir? Cuando más arriba hablábamos de cuidarse, ¿a qué situación crees que me estaba refiriendo?

Piénsalo y déjame tu comentario más abajo 😉

<<El estado de tu vida no es más que un  reflejo del estado de tu mente.>>

(Wayne Dyer– psicólogo y escritor).

 

rabietas
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