El cerebro triuno.
El cerebro triuno es una herramienta que utiliza la Disciplina Positiva para mejorar nuestro autocontrol y gestión emocional.
Esta herramienta, muy utilizada en Disciplina Positiva nos explica qué ocurre en nuestro cerebro cuando estamos nerviosos y nos ayuda a resolver los conflictos de forma respetuosa.
El funcionamiento cerebral
El Cerebro triuno, describe el cerebro en base a tres estructuras diferenciadas:
El cerebro reptiliano: Empieza a desarrollarse en el útero de la madre. Es el encargado de regular funciones básicas como la respiración, el hambre, el sueño, el latido de nuestro corazón, entre otras. Lo encontramos localizado en el tronco del encéfalo.
El cerebro emocional: Comienza a desarrollarse en el nacimiento. Es el encargado de nuestras emociones y memoria. Se localiza en el sistema límbico.
El cerebro racional: Empieza a desarrollarse entre los 2 y 3 años y finaliza su desarrollo a los 25 años de edad. Es el encargado de las funciones ejecutivas como planificación, habilidades sociales, empatía y resolución de conflictos. Lo encontramos en la Corteza Prefrontal.
Cuando estamos calmados, tenemos regulación emocional, autocontrol y tomamos decisiones adecuadas.
Pero ante un acontecimiento estresante, nos enfadamos o nos ponemos tristes, y actuamos diciendo o haciendo cosas que al cabo de un rato nos arrepentimos. (pensando, no era para tanto…)
Esto ocurre porque cuando nuestro cerebro emocional toma las riendas y se destapa nuestro cerebro racional nos quedamos sin regulación emocional, sin habilidades sociales, sin empatía ni capacidad de pensar de forma adecuada. Por tanto, cuando estamos en este modo, es necesario volver a la calma para poder hacer una intervención respetuosa con nuestros hijos.
Debemos enseñar a nuestros hijos que para tomar decisiones sanas, primero es necesario que nuestro cerebro vuelva a la calma.
¿Cómo podemos ayudarles a volver a la calma?
- Validar sus sentimientos. Describir lo que vemos.
Ante una situación de conflicto, antes de corregir o intentar razonar con el niño/adolescente primero debemos SIEMPRE validar sus sentimientos sin juicios, mostrando amor y empatía. Por ejemplo: Entiendo que estés triste/enfadado. Debe ser muy molesto que…..
Debemos tener claro qué si aquí intentamos que reflexione, lo más normal es que muestre resistencia porque su cerebro no está preparado para ello. La mejor opción es empatizar con él.
- Ayudarle a volver a la calma.
Mediante ejercicios de relajación. Invitarle a que encuentre sus propios recursos y acompañarle (según la edad del niño).
- Iniciar la resolución de conflictos.
Una vez observemos que el niño/adolescente está calmado, podemos iniciar una reflexión y ayuda en la resolución de conflictos. Puede pasar que el niño tarde un tiempo en volver a la calma. Por este motivo es necesario observar siempre las señales y estado emocional para saber cuál es el momento adecuado para hablar con el acerca de lo sucedido.
En conclusión, esta teoría nos permite saber qué ante los conflictos primero debemos conectar con nuestros hijos, validando sus emociones para que puedan volver a la calma y luego poder educar, mostrarles alternativas y ayudarles en la resolución de conflictos.